Nahir Galarza: «Me quieren ver llorar, no me van a doblegar»

«Cuando me evalúen los peritos internacionales e imparciales y digan que estoy apta para declarar, ahí voy a contar toda la verdad», aseguró la joven.

La joven Nahir Galarza, de 19 años, lleva más de 15 días detenida luego de confesar el asesinato de su novio, Fernando Pastorizzo.
Desde entonces, permanece en la Comisaría de la Mujer de Gualeguaychú a la espera del avance de la causa. «Sé que me quieren ver llorar y doblegada, pero no lo van a lograr», resiste desde su celda, mientras recibió la visita de su manager, Jorge Zonzini.
Aunque en las últimas horas trascendió que había vuelto a declarar en calidad de imputada, lo cierto es que la defensa de Nahir aguarda primero que se sortee el cuerpo que le dará asistencia psicológica previa: si el equipo del Juzgado de Ejecución o el de Familia.
«Cuando me evalúen los peritos internacionales e imparciales y digan que estoy apta para declarar, ahí voy a contar toda la verdad», suma, mientras acomoda los libros y cuadernos de estudios que se acumulan en la mesa del calabozo. «Por un lado tengo impotencia, pero por el otro lado soy yo quien sabe la verdad».
Había pasado sólo una semana desde la audiencia que le negó la posibilidad de esperar el juicio con una tobillera domiciliaria. Se la negaron, pero Nahir celebró que el juez desestimara uno de los dos motivos esgrimidos por el fiscal y la querella: el peligro del entorpecimiento.
De aquel momento, a la estudiante de Abogacía le quedó una sensación marcada. «Sentí la impotencia de escuchar tantas barbaridades y mentiras sobre lo que realmente pasó ese día», reconoce.
«Fui yo, basta; mi familia no tiene nada que ver. Yo lo maté», se la escuchó decir, haciendo uso de sus garantías constitucionales y dando lugar a la confesión que hoy la lleva a estar imputada por el asesinato. Pero la declaración se frenó. Se descompensó y entró en crisis. Transpiraba y lloraba. Ya no había vuelta atrás, sabía que quedaría detenida en el momento.
Pasaron ya más de dos semanas y Nahir sigue firme en su postura: «Lo que declaré fue para resguardar del linchamiento social a mis papás. Sabía que si no lo hacía, íbamos a quedar los tres detenidos y mi hermanito (que padece un retraso madurativo) se iba a quedar solo, huérfano».
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