Albornoz confirmó que 16.000 personas comen a diario en merenderos y comedores de Paraná

La subsecretaria de Vivienda y Hábitat de Paraná y referente de la ONG “Suma de Voluntades”, Anabella Albornoz, describió cómo se trabaja la situación social en este tiempo de pandemia. “A la emergencia sanitaria se le agregó la emergencia del hambre”, afirmó.

En declaraciones realizadas al programa A Quien Corresponda (Radio De la Plaza), Albornoz  confirmó que “la asistencia a comedores y merenderos aumentó en muchos casos casi el doble” y ante ello planteó que “la salida a todo es colectiva, y gracias a la ayuda de la comunidad y trabajando en red se logró dar repuestas a todas las necesidades que obviamente siempre son mayores a las repuestas, pero en la medida en que se puede se trata de dar soluciones,  especialmente en la urgencia que es el plato de comida diario”.

Recordó que la ONG “trabaja básicamente en el territorio de la zona oeste de Paraná, pero dado este contexto se está ayudando a varios barrios y trabajando articuladamente con el Banco de Alimentos, Hogar de Cristo, Cáritas, los movimientos populares y se está llegando a la mayoría de los asentamientos informales”.

Informó en ese marco que “hace una semana el último cálculo que hizo el Banco de Alimentos registró que 16.000 personas comen a diario en merenderos y comedores de Paraná” y mencionó que “también se trabaja articuladamente con varios organismos del Estado que si bien aumentó las partidas, paralelamente se duplicó la cantidad de gente que va a los comedores y por eso hay un desfasaje”.

De todos modos, reiteró que “la solidaridad de la gente es inmensa y cada vez que se necesita siempre da respuestas inmediatamente”. “A la emergencia sanitaria se le agregó la emergencia del hambre porque mucha gente que trabajaba diariamente dejó de tener ese sustento diario y no le quedó otra que ir al comedor o al merendero del barrio”, explicó.

Respecto de las colaboraciones, sostuvo que “en este momento lo que más se necesita son alimentos no perecederos y como se está trabajando con gente en situación de calle que están en el refugio, en el taller de costura están confeccionando ropa de abrigo y están armando frazadas, es decir que telas de polar nos vendrían muy bien”.

Consultada por el cumplimiento de la cuarentena en el marco de la pandemia, Albornoz afirmó que “el aislamiento de los barrios populares es fácticamente imposible debido al hacinamiento y la falta de servicios básicos, por eso planteamos el aislamiento comunitario; se trata de que no salgan de los barrios, tenemos una organización con la gente que sale a buscar las partidas para los comedores y se trata de cuidarlos lo más que se puede”. “Sabemos de la gravedad de la situación y somos conscientes que este virus no tiene que llegar a las barriadas como esta sucediendo en Buenos Aires porque complicaría aún más la situación”, sentenció.

En ese sentido comentó que “en los barrios se trabaja mucho sobre la prevención pero muchas veces la salida que tienen los chicos es la calle y salir a jugar con sus amigos del barrio, porque cuando vivís en una casita de 2×2, es imposible y psíquicamente es aterrador estar encerrado”.

“Es distinto el aislamiento cuando tenés las comodidades necesarias para estar adentro de tu casa, en los barrios es más complicado y cuando vivís en un rancho de 2×2 y son 10 en la familia, es imposible. Por eso en la medida en que se puede se trata de brindarles las medidas de prevención, pero tenerlos en esas condiciones dentro de la casa es complicado”, describió.

Por otra parte, comentó el ejemplo puntual de “Pedro, quien vive debajo de un árbol en la zona del Parque Urquiza. Se le acerca la comida, se le acerca abrigo, hace años que vive en esas condiciones y se intentó reiteradas veces retirarlo pero nunca se pudo”.

Sobre el trabajo en los refugios y la política social del municipio de Paraná, resaltó que “es una política de Estado y un lineamiento del equipo de Desarrollo Social y en ese sentido se avanzó muchísimo porque el refugio no es un depósito de personas sino que es un Centro Integrador que les permite a las personas tener oportunidades y herramientas”.

En ese marco, comentó que “se está armando la historia clínica de las personas en situación de calle” y contó el caso puntual de Dalila, “una señora que entró al refugio en muy malas condiciones porque además de su enfermedad tiene cáncer y hace unos días cuando le pregunté por su familia, me contestó: ‘Ustedes son mi familia; desde que estoy acá me olvidé de mi enfermedad´”.

“Y así hay un montón de personas a las que les cambió la vida tener un plato de comida y una cama calentita donde dormir. Esa es la base y la construcción para que las cosas salgan bien, cuando se hacen realmente por convicción, por eso valoro muchísimo de que nos den la oportunidad de que esto sea una política pública”, reflexionó.

En ese marco, comentó que le “cuesta mucho” trabajar en el ámbito estatal. “Me cuesta mucho después de 19 años de trabajar en una empresa privada, con otra dinámica, pero aun así no pierdo la esperanza de que las cosas puedan ser mejores. Además quienes trabajamos en organizaciones estamos acostumbrados a tener que usar el ingenio porque constantemente vamos atrás del recurso y estamos acostumbrados a gestionar. Así que desde ese lado lo veo positivo”, contó.

Por último, dijo que “el fútbol es una herramienta de inclusión, es un pilar fundamental que va en paralelo al acompañamiento escolar, con lo cual cuando pase todo se retomará el trabajo en la canchita de barrio Antártida que quedó trunca con la pandemia, y seguirá la actividad”.

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